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Cuenta la leyenda (??) que el escritor Chuck Palahniuk (más conocido por ser el autor de "El club de la pelea") mientras estaba de gira en el año 2003 promocionando su último libro 'Diario: Una novela', leyó a sus oyentes un relato corto titulado Tripas (Guts). Durante el transcurso de su lectura se informó que unas 35 personas se desmayaron. Esta no fue la única ocasión en la que se observó este fenómeno.Tripas relata una serie de accidentes relacionados con la masturbación y es parte de su libro Fantasmas. Por supuesto, no se refiere a la masturbación que llevamos a cabo la mayoría de los seres humanos, sino a aquellas prácticas que se cree que aumentan el placer del orgasmo o de la práctica en sí y que conllevan ciertos riesgos. Aquellas prácticas que a veces uno escucha que son llevadas a cabo por otras cultura como la asfixia autoerótica, que consiste en reducir la entrada de aire durante el climax con el fin de intensificar las sensaciones y ha llevado a que mas de uno no viva para contarlo.Para mi gusto es un relato brillante, demasiado gráfico... tiene escenas duras, muy gore que estan tan bien descriptas que no podía dejar de verlas en mi mente. Tiene un par de frases gloriosas como "Como dicen los franceses, ¿a quién no le gusta que le chupen el culo?" que no se si es verdad... pero me da una idea interesante de los franceses en el caso de que sea cierta.
En realidad no quiero poner más detalles... a mi parecer alguien con la mente un poco podrida como yo se va a sentir un poco seducido ya por el hecho de que hay gente que se desmayó leyéndolo, así que los dejo con las dos primeras oraciones del relato...

Tomen aire.

Tomen tanto aire como puedan.

La historia de esta escena es extraña. Fué concebida para el film "Adventures of Mark Twain". Sin embargo, la censura la dejó afuera porque se estimó que era demasiado jodida para el público infantil.

Creo que cualquier persona que se precie de haber visto muchas cosas limadas en la web tiene que haber visto este video. Cuando lo vi por primera vez me quedé paralizado, no podía creer que hubiese un modo tan plástico de decir tantas verdades juntas acerca del ser humano. A la vez logró que me detuviera a pensar qué significaba realmente el que un ser humano (en este caso el artista) pudiese concebir un discurso que le encajase tan bien a la imagen de un símbolo sobrenatural, es decir, que tengamos la capacidad de armarnos personajes que puedan hablar del humano como si nuestro planeta fuese un mero caldo de cultivo experimental. Mi paranoia se elevó a niveles inusuales, empecé a mirarlo una y otra y otra vez... saqué conclusiones en estado de trance, el ángel me revolvió las tripas hasta que pude pensar como él. Mi mente por fin estuvo un poco más podrida.